Acostumbraba a pensar en ti de ese modo, como el sol, mi propio sol.
Tu luz compensaba sobradamente mis sombras.
Él suspiro.
Soy capaz de manejar las sombras, pero no de luchar contra un eclipse.
Le toque el rostro. Extendi la mano sobre su mejilla. Suspiró al sentir mi
roce y cerró los ojos. Permaneció muy quieto. Durante un minuto pude
escuchar el golpeteo lento y rítmico de su corazón (Eclipse).
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